5 abril, 2019
Redactado por Sora

Comprar tiempo libre, la inversión de la que no te arrepentirás

Se hacen estudios para casi cualquier cosa. Incluso hay sociólogos que han estado preguntando a habitantes de Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Países Bajos para saber cómo les ha ido en la vida después de contratar personas para que realicen esas pequeñas y fastidiosas tareas en el hogar que nos quitan tiempo y nos añaden ojeras y mala leche.
Y resulta que esos encuestados que pagaron para que terceras personas les limpiara la casa, les planchara, paseara al perro o les cocinara, aflojan la pasta con mucho gusto, liberaron estrés y se sintieron más libres para estar con los hijos, salir de compras o ir al cine.
Otra conclusión curiosa de ese estudio es que esta satisfacción por delegar tareas domésticas no solo les sucedía a personas con altos ingresos, sino a trabajadores de cualificación y salario medio que, por unos pocos cientos de euros, podían disponer de servicios que les cuidaran los niños o ejecutaran tareas de limpieza o reparación en el hogar.

Analizar qué cosas cotidianas podrían hace otras personas por ti

No hace falta ser psicólogo para caer en la cuenta de que la sensación de angustia y de estrés que nos provoca saber que no podremos hacer todas las tareas que tenemos entre manos nos hace personas más ansiosas, con problemas para conciliar el sueño y una sensación de infelicidad y menos bienestar personal.
La combinación de un ritmo de vida que nos sobrepasa y el aumento de la riqueza en la población, hace que muchas personas cuenten con un pequeño presupuesto para gastar y la necesidad imperiosa de comprar tiempo.
Pero no se puede gastar por gastar. La experiencia nos enseña que son muchas las veces en que hacemos compras compulsivas, nuestros trasteros están llenos de cachivaches que no sabemos para qué sirven ni por qué demonios los compramos, el armario rebosa de ropa pasada de moda, cada poco compramos un teléfono inteligente porque el anterior se quedó obsoleto a los seis meses de haberlo comprado.

Todo es una fiesta del derroche y del gasto que no nos aportada nada como personas

Pero hay compras de bienes intangibles que no se almacenan en ninguna parte. Hacer un viaje, apuntarnos al gimnasio o una escuela de baile, ir al cine o asistir a una función de teatro son satisfacciones que no se cuelgan de una percha de un armario, pero cuyo disfrute nos convierte en personas satisfechas. Son vivencias de las que se dicen que me quiten lo bailao.
No hace falta tener la cartera de Bill Gates para dedicar un pequeño presupuesto a contratar servicios que nos hagan la vida más fácil.
Lo más socorrido suele ser acudir a personas que nos limpien la casa, se ocupen de los niños durante unas horas, nos planchen, nos traigan la compra o nos cocinen. Medita bien en qué puedes gastar ese pequeño sobrante que te queda después de atender tus pagos y aplica el principio de comprar el mayor tiempo libre posible por la menor cantidad necesaria de dinero.

Cuidar de tus hijos

No conozco a ninguna madre ni a ningún padre que no quiera estar con sus hijos. Pero a veces los horarios de los pequeños no coinciden con los de los progenitores, y se necesita alguien que los lleve al colegio o los recoja después de tener actividades extraescolares. Cuando no se pueden contar con los abuelos o con otras personas cercanas, pagar para que alguien esté con ellos cuando aún no tienen la edad de estar solos es una gran inversión y libera a los padres de la carga de trabajar preocupados por saber cómo están sus niños mientras están fuera.

Limpiar en casa

Casi todo el mundo odia limpiar la casa. Es un trabajo que quita mucho tiempo y nos resulta desagradable. Sin embargo, hay mucha gente que se dedica a esto, que están deseando que las contraten por horas para hacerte el trabajo sucio. A ti te reportará un tiempo extra que podrás dedicarlo a jugar con tus hijos, salir de paseo o intentar meter un barquito en miniatura en una botella.

Cocinar

En la mayoría de los hogares modernos los dos cónyuges trabajan en jornadas de ocho horas. Cuando vuelven a casa comienzan lo que llama el segundo turno: hacer la comida para la cena o para el día siguiente, fregar los cacharros, poner la lavadora y ayudar a los chicos a que hagan los deberes.
La cocina es una de esas tareas que quitan mucho tiempo: comprar los alimentos y elaborarlos después es un trabajo de horas. La comida rápida o comer fuera de casa es una solución para salir del paso, pero si no quieres hacerle un roto a tu economía y una úlcera a tu estómago, lo mejor es que tu dieta está basada en una buena y sabrosa cocina mediterránea.
Pero sí puedes pagar para que te haga ese delicioso guiso de cuchara tan sano o productos de la tierra y de la huerta. Hay buenos cocineros aficionados que podrías contratar para que guise para tu familia por un presupuesto aceptable. Ganarás unas horas de tiempo libre y tu salud también te lo agradecerá.

Delegar tareas que realizas en tu trabajo

Si eres autónomo o el amo del cotarro en tu empresa, ganas dinero a espuertas y puedes permitirte el lujo de subcontratar parte de tu cometido a terceros, pagar para que otros realicen el trabajo de pico y pala que tanto tiempo te quita podría dejarte un tiempo libre para que tus jornadas laborales no sean tan maratonianas, levantarte un poco más tarde o no llegar a media noche a casa.
Los investigadores de un estudio hicieron un experimento social con un grupo de personas. Durante el primer fin de semana se les dio 40 euros para que los empleasen en tareas que les consiguieran tiempo libre como pagar a alguien para que hicieran tareas por ellos.
En el segundo fin de semana, esos mismos 40 euros los utilizarían para comprar cosas: libros, comida o cualquier otro artículo.
La conclusión de los sociólogos es que las personas que prefirieron comprar tiempo eran más felices que aquellas que lo gastaron en cosas materiales.