17 enero, 2019
Redactado por Sora

Clonación humana ¿realidad o utopía?

El 22 de febrero de 1997, el Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia) anunció el nacimiento de la oveja Dolly, que había ocurrido siete meses antes el 22 de febrero de ese mismo año. Dolly se convirtió así en el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta.
Esta célula se extrajo de la glándula mamaria de un animal adulto de seis años. Dolly siempre vivió en el Instituto Roslin y allí fue sometida a un continuo y exhaustivo examen médico, además de ser cruzada varias veces y tener varios partos.
Dolly, que pertenecía a la raza Finn Dorset cuya esperanza de vida ronda doce años, solo vivió algo menos de siete años. Primero se le diagnóstico artritis y luego desarrolló una enfermedad pulmonar por lo que tuvo que ser sacrificada en febrero de 2003.


Desde que surgiera, a partir de 1960, la posibilidad de que el ser humano pudiera reproducir réplicas exactas de personas a partir de la clonación de otras, la posibilidad de obtener en el laboratorio un duplicado exacto de otro ser humano siempre ha estado en el centro de la polémica.
Para algunos científicos, la clonación abre la posibilidad para que se obtengan órganos y tejidos que se pueden destinar a fines terapéuticos a aquellas personas con escasas posibilidad de recibir un trasplante, evitar los efectos del envejecimiento o para conseguir que los padres que no pueden procrear puedan tener descendencia.
Los que se oponen lo hacen por diversas razones: no consideran ético utilizar células madres embrionarias, otros consideran que esa tecnología no está lo suficientemente desarrollada para ser segura y también se estima que la clonación solo llevaría al abuso y a que se obtengan individuos clonados solo para ser utilizados como medicamentos para ser extraídos sus órganos y tejidos.
Otro de los argumentos contrarios a la clonación humana es de naturaleza religiosa. La Iglesia católica considera que “ninguna experimentación científica, en ningún momento y por ningún motivo, puede ser justificada si pasa el límite determinado por el respeto a la vida desde su concepción, según lo estableció la voluntad de Dios” (Juan Pablo II).

¿Es posible la clonación humana a día de hoy?

Ya antes de la oveja Dolly y después de ella, surgen noticias y rumores sobre la posibilidad de que el ser humano puede ser clonado.
La clonación es, básicamente, la creación de un ser humano a través de un procedimiento no convencional. Es decir, que no requeriría la colaboración reproductiva entre un hombre y una mujer, sino de solo un individuo, transgrediendo la naturaleza de la reproducción humana.
Tras el alumbramiento de Dolly, se han obtenido clonaciones en otros mamíferos como caballos, perros, gatos, vacas y ratones.
Sin embargo, la controversia sobre la clonación de seres vivos ha permanecido en un segundo plano, hasta que hace poco un grupo de científicos chinos comunicó a la opinión pública mundial que habían logrado clonar a dos primates genéticamente idénticos.
Al contrario que con la oveja Dolly en que se utilizó células adultas, en el caso de los primates se emplearon núcleos extraídos de células fetales.
Gracias al gran parecido genético entre humanos y primates, la posibilidad de clonación de seres humanos ha vuelto a estar en el candelero.
Algunos científicos cuestionan que pueda efectuarse la clonación de humanos por el mismo procedimiento por el que se obtuvo a los primates. Para estos detractores es difícil considerar que las células del ser clonado conserven la misma información genética que la persona que se replica.
Para algunos especialistas, el fin último de la clonación humana debería ser el obtener órganos que pudieran utilizarse en trasplantes y salvar a pacientes con enfermedades crónico-degenerativas.
Un clon, dicen, sería una persona sin identidad individual que siempre se preguntará quién es y por qué existe.

¿Por qué querría alguien encargan un clon?

El afán de clonar sin buscar el fin terapéutico supondría, para estos detractores, la búsqueda de algunas personas para eternizarse con réplicas de sí mismo, o en obtener un ejército de personas esclavas.

Los problemas éticos y morales que plantea la clonación humana

La bioingeniera Angelika Schnieke es considerada una de las creadoras de la oveja Dolly. Tras conocerse la clonación de los primates chinos, Schnieke ha sido una de las científicas que han puesto el grito en el cielo contra este tipo de prácticas.
Según la bioingeniera, los científicos chinos han cruzado una barrera ética. Para obtener los primates replicados, se valieron de óvulos inmaduros extraídos de hembras macacos, al contrario de lo que Schnieke que utiliza ovarios de cerdas ya sacrificadas en el matadero.
Para esta científica, la posibilidad de clonar humanos no tiene ningún fundamento, aunque sería posible a base de prueba y error. Pero el dilema ético reside en que un ser humano obtenido en el laboratorio a través de la clonación solo sería una réplica genética, sin que se pueda duplicar la personalidad, el entorno, la dieta, etc.
Entre la comunidad científica, existe un consenso sobre los peligros de la clonación reproductiva humana y ningún país está dispuesto -por ahora- a emplear recursos en que esto se produzca debido a las múltiples objeciones éticas que ello implicaría.
Sin embargo, el peligro está en que algún organismo o empresa privada pueda intentarlo o lo esté haciendo ya de forma secreta.
Mu-ming Po, director del Instituto de Neurociencias de Shangai responsable de los monos clonados recientemente, manifestó que la técnica empleada con los primates podría aplicarse para reproducir humanos.
Y, aunque la ciencia diera el paso definitivo y lograra clonar seres humanos, este logro arrastraría consigo muchos dilemas éticos. Para la catedrática Natalia López Moratalla¸ “un clon será una persona sin padre ni madre, alguien sin vínculos naturales cuya libertad se vería limitada al ser una copia de otra”.
Tetra fue el primer mono clonado de la historia, allá por 1999. Se creó utilizando una técnica diferente a los de los primates clonados. Esa primera técnica reproducía la división de un embrión en dos para producir gemelos.
Sin embargo, el porcentaje de acierto de los clones primates es bastante reducido. Los investigadores chinos desarrollaron 109 embriones transferidos con fibroblastos, de los que solo consiguieron seis embarazos y solo los dos clones sanos conocidos recientemente.
Los responsables chinos están perfeccionando la técnica y, en un futuro cercano, esperan clonar chimpancés, orangutanes y gorilas.